domingo

EL JUEGO SABROSO DE LA OTRA PIRINOLA



EL JUEGO SABROSO DE LA OTRA PIRINOLA
Cuento corto
 Eliad Jhosué

Un día bajando el sol por la ladera de la tarde, estando en un parque,  sentado en un banquillo con mi novia le dije emocionado si quería jugar Perinolas.

Ella me quedo viendo con los ojos como platos, abrió la boquita dulce de par en par y se quedó de medio cuarto, congelada y sorprendida sin saber qué hacer, se puso roja hasta la coronilla y cerro las piernas como dos puertas pesadas, las apretó durísimo como si le hubiese entrado de súbito un viento frío entre su exquisito monte de venus..

¡Dios mío que hice! mascullé entre dientes,  y de repente me jaló con fuerzas que casi me atropella, me abrazó de tal manera que casi me asfixia, me entregó su boca y su lengua en manera tan profunda y apasionada que me succiono el corazón completo, hasta dejarme el alma entre huesos, luego me soltó y mirándome fijamente sin pestañear me dijo dulzona y picara.

¡Pensé que nunca me lo ibas a pedir idiota, yo quemándome por dentro como un fogón y tú como un pedazo de rococó a la antigua! Guardando ese juguete colgado como un pedazo de carne inútil  y desperdiciando el tiempo.

¿Qué está pasando? Me pregunté en mis adentros y ella como histérica halándome por el brazo me llevo apresurada a su casa.

Por el camino pasaron miles de pensamientos por mi cabeza perturbada y no salía de mi desconcierto, hasta que logré entender cada detalle del decir desbocado de mi novia. Comprendí alucinado la situación y en un descuido sin que lo notara,  me saqué la pirinola que llevaba en uno de mis bolsillos traseros y la bote hacia los arbustos más cercanos. 


Imaginé lo que se avecinaba, jamás pensé el desenlace que traería el pedirle que jugara conmigo la perinola.  Mi novia entendió a su modo y yo un oportunista aproveché una oportunidad que me caía de viento en popa.

En su habitación jugamos al juego de su perinola...

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